Un jardín para Florencia de Rolando Rosas Galicia, constituye una declaración de amor por partida doble. Rolando ha sembrado y cultivado flores y plantas desde niño y nadie puede permanecer inmune a los encantos de la milpa y de los jardines. Si miramos cómo florecen los capullos en la maceta o si sembramos la semilla y la regamos hasta que se consolide el milagro de la germinación, estaremos viviendo una vida amorosa. En un jardín se encuentran colores y aromas. También encontramos texturas y formas. Todo ello nos brinda cierta armonía, por eso el poeta declara su amor a la naturaleza. La segunda declaración que realiza Rolando es hacia su compañera: la maestra Georgina Florencia. Ella estudia plantas y hierbas y llega a conocerlas tan profundamente, que termina compartiendo esa sabiduría. Ahora ambos tienen un jardín literario y lo comparten con nosotros, para que podamos seguir soñando en medio de aroma más fructífero de la vida: el amor que se profesan. Aquí tenemos una colección de poemas para la infancia; sin embargo, el contenido tocará todas nuestras emociones. En cuanto vayan pasando las hojas, percibirán sus aromas y colores.
Eduardo Villegas Guevara